La noción de sociedad de la
información se basa en los progresos tecnológicos. En cambio, el concepto de
sociedades del conocimiento comprende dimensiones sociales, éticas y políticas
mucho más vastas. El hecho de que nos refiramos a sociedades, en plural, no se
debe al azar, sino a la intención de rechazar la unicidad de un modelo “listo
para su uso” que no tenga suficientemente en cuenta la diversidad cultural y
lingüística, único elemento que nos permite a todos reconocernos en los cambios
que se están produciendo actualmente.
Sin embargo diferentes formas de conocimiento y cultura
que intervienen en la edificación de las sociedades, comprendidas aquellas muy
influidas por el progreso científico y técnico moderno. No se puede admitir que
la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación nos
conduzca en virtud de un determinismo tecnológico estrecho y fatalista a prever
una forma única de sociedad posible aunque es necesario actuar para que los
conocimientos se articulen con las nuevas formas de elaboración, adquisición y
difusión del saber por el modelo de la economía del conocimiento.
O sea que la noción de sociedad del conocimiento (knowledge society) surgió hacia
finales de los años 90 y es empleada particularmente en medios académicos, como
alternativa de algunos autores para sociedad
como la UNESCO, en particular, que ha adoptado el término sociedad del conocimiento, o su
variante sociedades del saber,
dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en torno
al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en relación
únicamente con la dimensión económica.
Además la
sociedad de la información es la piedra angular de las sociedades del
conocimiento, en nuestros días, se
admite que el conocimiento se ha convertido en objeto de inmensos desafíos
económicos, políticos y culturales, hasta tal punto que las sociedades cuyos
contornos empezamos a vislumbrar bien pueden calificarse de sociedades del
conocimiento, asimismo la noción de saberes sugiere certezas más
precisas, prácticas o de contenido tecnológico y analítico, mientras que
conocimiento abarca una comprensión más global u holística.
Sin
embargo en 1993, Peter
Drucker escribió su libro La
sociedad post-capitalista, en el que destacaba la necesidad de generar
una teoría económica que colocara al conocimiento en el centro de la producción
de riqueza, al mismo tiempo, señalaba que lo más importante no era la cantidad
de conocimiento, sino su productividad; reclamaba para una futura sociedad, de
la información en la que el recurso básico sería el saber, que la voluntad de
aplicar conocimiento para generar más conocimiento debía basarse en un elevado
esfuerzo de sistematización y organización.
Asimismo no se debería
interpretar que el concepto sociedad
del conocimiento describe una sociedad como la actual ya que este
concepto es más bien la formulación de una utopía, descrita como una etapa
posterior a la era de la información, y a la que se llegaría utilizando tanto
los medios tecnológicos, como la instrucción o educación universal y la humanización de las sociedades actuales que debería
realizarse, enfocándose en las técnicas y criterios para tratar la información
disponible con discernimiento y espíritu crítico que permite combinar saberes
con conocimientos.
Aunque Drucker afirmaba que sería una sociedad en
la que la gestión empresarial cambiaría radicalmente su relación con sus trabajadores
del conocimiento, pues estos últimos estarían mucho menos necesitados de
instituciones empresariales e incluso de la tradicional gestión del
conocimiento, mientras que las empresas si estarían realmente necesitadas de
los trabajadores al combinar la sociedad
del conocimiento y el concepto de Global Shopping Center (el "centro comercial
global"), trata de explicar el desarrollo de las empresas de talla mundial
y el auge de las industrias.
Ahora bien André Gorz considera que los
conocimientos se refieren a contenidos
formalizados, objetivados, que no pueden, por definición, pertenecer a las
personas... El saber está hecho de experiencias y de prácticas que se volvieron
evidentes, intuitivas y costumbristas. Además para Gorz, la inteligencia cubre toda la gama
de capacidades Sugiere, knowledge
society se traduzca por sociedad
de la entonces, en todo caso, por lo general, en este contexto se
utiliza indistintamente sociedad del conocimiento.
En efecto, la multiplicación
de estudios sobre la nueva situación del conocimiento y el hecho de que se
tenga cada vez más en cuenta esta cuestión en las iniciativas en pro del
desarrollo permiten el distanciamiento necesario para hacer un primer balance y
sacar enseñanzas susceptibles de suscitar propuestas en este ámbito Todo ello
justifica plenamente el título y las orientaciones de sus página donde se
esboza una panorámica del futuro con rasgos prometedores e inquietantes a la
vez Prometedores no se puede considerar como un logro definitivo.
Sin embargo el potencial ofrecido por la utilización
razonable y resuelta de las nuevas tecnologías abre auténticas perspectivas al
desarrollo humano y sostenible, así como a la edificación de sociedades más
democráticas. Inquietantes, porque son muy reales los obstáculos y las celadas
en el camino hacia estas metas. Se menciona a menudo la brecha digital, cuya
realidad es innegable. Pero hay algo más inquietante todavía: la brecha
cognitiva que separa a los países más favorecidos de los países en desarrollo,
y más concretamente de los países menos adelantados.
En consecuencia esta última brecha corre el riesgo de
ahondarse, al mismo tiempo que surgen o se amplían otras grietas muy profundas
dentro de cada sociedad La importancia de la educación y del espíritu crítico pone
de relieve que, en la tarea de construir auténticas sociedades del
conocimiento, las nuevas posibilidades ofrecidas por Internet o los
instrumentos multimedia no deben hacer que nos desinteresemos por otros
instrumentos auténticos del conocimiento como la prensa, la radio, la
televisión y, sobre todo, la escuela.
Antes
que los ordenadores y el acceso a Internet, la mayoría de las poblaciones del
mundo necesitan los libros, los manuales escolares donde la nueva importancia que cobra la diversidad cultural y
lingüística destaca hasta qué punto la problemática del acceso a los
conocimientos es inseparable de las condiciones en que éstos se producen.
Promover la diversidad equivale a promover la creatividad de las sociedades del
conocimiento emergentes. Esta perspectiva no obedece exclusivamente a un
imperativo abstracto de carácter ético, sino que apunta principalmente a
suscitar en cada sociedad.
Para que una toma de
conciencia de la riqueza de los conocimientos y capacidades de que es
depositaria a fin de que los valore y aproveche mejor, al hacerlo, no cabe duda
de que cada sociedad estará mejor armada para hacer frente a las rápidas
mutaciones que caracterizan al mundo contemporáneo. Una sociedad ha de poder
integrar a cada uno de sus miembros y promover nuevas formas de solidaridad con
las generaciones presentes y venideras. No deberían existir marginados en las
sociedades, ya que éste es un bien público que ha de estar a disposición de
todos.
Puesto que los jóvenes están llamados a desempeñar un papel
fundamental en este ámbito, ya que suelen hallarse a la vanguardia de la
utilización de las nuevas tecnologías y contribuyen a insertar la práctica de éstas
en la vida diaria. Las personas de más edad también están destinadas a
desempeñar un papel importante, porque cuentan con la experiencia necesaria para
compensar la relativa superficialidad de la comunicación “en tiempo real” y
recordarnos que el conocimiento es esencialmente un camino hacia la sabiduría.
Para concluir toda sociedad posee la riqueza de un vasto potencial
cognitivo que conviene valorizar, dado que las sociedades del conocimiento de
la “era de la información” se distinguen de las antiguas por su carácter
integrador y participativo legado por el Siglo de las Luces y la afirmación de
los derechos humanos, la importancia de nuevas sociedades conceden a los
derechos fundamentales la coincidencia del
auge de Internet, así como de la telefonía móvil y las tecnologías digitales,
con la tercera revolución industrial que en un primer momento provocó en los
países desarrollados.
ROMERO EPTALIDES
C.I 12.266.264
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